Luisa García

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El tendedero de PPK

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Desde las Fiestas Patrias, con el baile y el pañuelo, a las declaraciones en El País y, en su primer viaje a provincias, al “poquito de contrabando”, el estilo presidencial empieza a generar malentendidos y críticas entre sus opositores y preocupación entre sus valedores, que intentan defenderle pero corren el riesgo de adoptar, sin que les corresponda ni ganen nada por hacerlo, el papel de intérprete oficial.

Más que analizar si los gestos son o no apropiados para un presidente o si la frase debe o no justificarse, me llama la atención lo rápido que se está perdiendo el foco en el discurso, cuando la oportunidad es única.

PPK recuperó distancia en campaña prometiendo que se acababa el recreo. Nombró un Gabinete que quería distinguir, precisamente, por su capacidad de ejecución. Y además lo hizo público con mucha antelación para que, según él, estuvieran listos y preparados para empezar a trabajar el mismo 28, sin tiempo que perder.

Esta acción inmediata, esta capacidad para desde el primer día tomar las medidas que el país requiere y ponerlas en marcha es el hilo conductor perfecto.

Davitendederod Gergen, asesor de varios presidentes norteamericanos hablaba de la necesidad de escoger un tema en tu narrativa y convertirlo en algo parecido a un cordel para la ropa. Sobre él vas a tender tus acciones y serán la demostración que los ciudadanos necesitan de que haces realidad lo que prometiste. Pero si no te encargas de recordar cada cierto tiempo de qué está hecho tu tendedero y te distraes o te olvidas de ir colgando la colada, la cuerda se te llenará de cuervos.

Me gustó la metáfora y creo que es lo que necesita pensar el Presidente Kuczynski y su equipo. Cómo mantengo la mirada y la atención en el tendedero con su ropa colgada y cómo evito ser yo mismo el causante de distracciones que van a terminar quitando mérito a todo lo que estoy logrando.

La oportunidad de ganar la calle –y así evitar que la mayoría opositora en el Congreso se sienta cómoda ejerciendo como Gobierno paralelo- es real y el tono y los gestos para hacerlo son importantes. Sin embargo, tienen que ser el vehículo con el que contamos lo que hacemos, un elemento que apoya la narrativa y no un mensaje en sí mismos. El artículo al que hacía mención antes hablaba de la función del presidente como el “narrator in chief”.

¿Será PPK capaz de convertirse en el narrador de su propia historia?

CEO región andina en LLORENTE & CUENCA